EL FINAL DE TODAS LAS GUERRAS
- comitegeneral2024
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El camino a la paz comienza y termina en Dios - pr. Alberto Alvarado Segovia
Isaías 2: 2-4 NVI
2 En los últimos días, el monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más importante de la tierra. Se levantará por encima de las demás colinas, y gente del mundo entero vendrá allí para adorar. 3 Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra. 4 El Señor mediará entre las naciones y resolverá los conflictos internacionales.
Ellos forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en herramientas para podar. No peleará más nación contra nación, ni seguirán entrenándose para la guerra.
¿Acabarán las guerras en la tierra? ¿Tendremos paz sin que haya amenazas de bombas nucleares? ¿Se terminarán en algún momento las disputas territoriales, las guerras religiosas y las luchas comerciales de las grandes potencias?
Jesús dijo una vez “Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. 7 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino…” (Mt 24:6-7 NVI). Procuren no alarmarse, dijo el Señor, "es necesario que haya guerras, pero todavía no es el fin". Si nos preguntamos, ¿de dónde provienen las guerras? En el capítulo 4 de la carta de Santiago hallamos una respuesta contundente: “¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos” (Stg 4:1). Entonces no es esperable que las guerras en el mundo acaben. Por lo menos no humanamente.
Sin embargo esta reflexión lleva por título “el final de todas las guerras”. Lo que quiero mostrarles es que un día Dios acabará con la horrenda pesadilla de las guerras. Eso sucederá más adelante, en un futuro lejano pero a la vez cercano. Pero mucho más quiero mostrarles que Dios puede acabar con la guerra interna que existe en el corazón humano hoy mismo.
Miremos, a continuación, tres elementos fundamentales mencionados en la profecía que deberán cumplirse para que las guerras acaben en el mundo.
Isaías 2 está repetido en Miqueas 4: 1-4. Ambos profetas son contemporáneos (siglo VIII a.C) y quienquiera que haya copiado al otro, demuestra que tal profecía tenía y tiene mucho peso en el plan de Dios. Entonces esta profecía aún espera su cumplimiento, pero es de esperanza para Israel y para el mundo entero.
Isaías y Miqueas profetizaron un tiempo antes que Israel dejará de ser una nación soberana. En el 722 a.C la parte norte de Israel cayó bajo los sirios. Un poco más tarde, en 606 el reino del sur comenzó a ser devastado. Desde entonces Israel siempre estuvo bajo el yugo de alguna potencia gentil y siempre en guerra. Si contamos desde el 722 a.C hasta 1948, llegamos a 2.670 años de una interminable lucha por verse libre del yugo gentil, cualquiera que fuera. Pero en 1948 finalmente Israel es reconocida por las Naciones Unidas y vuelve a las tierras de su nacimiento para adquirir protagonismo propio.
El verso 2 manifiesta que hay un plan de Dios que se verá cumplido cuando Israel sea el centro del mundo: “En los últimos días, el monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más importante de la tierra. Se levantará por encima de las demás colinas, y gente del mundo entero vendrá allí para adorar”
El verso 3 nos muestra que la Palabra de Dios impondrá su valía sobre todas las filosofías e ideologías creadas por el ser humano guiando a la humanidad desde Jerusalén: “Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob!, para que nos enseñe sus caminos y andemos por sus sendas.» Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del SEÑOR”.
El verso 4 señala que la justicia finalmente estará en las manos de Dios, quien la ejercerá como debe ser, con total equidad y sabiduría: “El Señor mediará entre las naciones y resolverá los conflictos internacionales” .
El resultado de todo esto será el fin de la carrera armamentista: ”Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra”.(v4b)
Ahora, si hacemos una comparación con la realidad, actualmente ninguna de las tres condiciones se ha cumplido cabalmente, por lo que los conflictos entre las naciones siguen siendo un tema de nunca acabar.
Israel es el centro del odio de muchas naciones a su alrededor y también de otras naciones en el mundo donde antisemitismo no ha cesado. Existen unos 2 mil millones de musulmanes en el mundo y la mayoría desprecia a Israel. Significa, solo tomando esta cifra, que el 25% de la población mundial está contra Israel. La población de cuatro naciones que rodean a Israel: Jordania, El Líbano, Siria e Irán suman unos 120 millones en total. Israel, en cambio, apenas está entre 9 y 10 millones.
Irán es claramente antisemita y su principal líder, el Ayatolá, ha dicho en más de una oportunidad que desea la desaparición del estado de Israel. Esto explica el ataque a las instalaciones donde se enriquecía el uranio que Irán tenía. Lo que se creía es que este elemento pronto alcanzaría al 90%, suficiente para tener una bomba atómica en días o semanas. Así que es una realidad que Israel es un monte que muchos desean ver desaparecer.
Pese a todo, Dios no ha abandonado a Israel y cumplirá su profecía de ponerla como el centro neurálgico del mundo venidero. Israel no será destruido. Israel llegará a ser lo que Dios ha determinado en su plan final para las naciones.
Por casi 1900 años, desde el 70 d.C, el pueblo judío ha vivido una severa diáspora. Lo dicho por el Señor, que sería hollado por las naciones gentiles se ha venido cumpliendo desde entonces. Pero hace 77 años, ese pueblo que estuvo muchas veces a punto de ser aniquilado ha vuelto a florecer y el monte de Sion ha vuelto a estar en el concierto mundial como una nación próspera, valiente, capaz de superar sus miedos y vencer en las 8 guerras que ha vivido en este espacio de tiempo (Chile, desde su independencia, en sus más de 200 años solo ha librado una guerra)
Pero las guerras continúan y el pueblo de Israel vive defendiéndose, a veces exagerada y desproporcionalmente. Pero podemos encontrar explicación de esa forma de defenderse al considerar todo el contexto en el que existe. Pensamos solamente en su fuerza de combate, compuesta por 170 mil soldados activos, frente a Irán que tiene 4 veces más, unos 680.000 combatientes. Por eso el servicio militar es obligatorio en Israel. Los hombres deben cumplir 2 años y 8 meses y las mujeres 2 años de servicio activo. Cada soldado israelí sabe que su actuación es clave en la defensa del territorio. Eso demuestra que para Israel defenderse no es una opción, es un asunto de sobrevivencia.
Así que las guerras seguirán hasta el final y las naciones seguirán en su carrera armamentista hasta que Dios intervenga en la historia. A propósito, ¿sabe cuánto se gasta en armamento en el mundo? Un pequeño ejemplo nos bastará para entenderlo. Chile tiene un presupuesto para salud de 17 millones de dólares aproximado para 2025. El presupuesto para la defensa en Estados Unidos para el mismo año es de 895 mil millones de dólares. Para que se entienda, Chile podría tener en salud 52.600 años, si ocupara el dinero que Estados Unidos usa actualmente en armas.
La palabra de Isaías y Miqueas de “Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra”, aparentemente, está lejos de cumplirse. Sin embargo Dios finalmente vencerá y traerá a las naciones un tipo de paz que será perdurable.
La peor guerra se vive NO es entre las naciones sino CONTRA Dios y dentro del corazón humano. Pero el plan de Dios para la paz mundial ya comenzó.
El plan de Dios para la paz mundial y el cese de los conflictos tuvo su punto central en una cruz. La verdad es que Jesús murió para reconciliarnos con Dios.
Alrededor del año 33 d.C, Dios derribó las barreras que nos mantenía como sus feroces enemigos. Colosenses 1:21–22 dice lo siguiente: “En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte”
Jesús dijo en cierta oportunidad: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” (Juan 14:27) Cristo le ofrece a cada ser humano la oportunidad de experimentar una clase de paz, cuyo origen está en la obra de Dios. Como tal, esa paz es perdurable, real y no tiene comparación con las formas de paz que existen en la experiencia humana.
Si persistimos en el pecado de vivir lejos de Dios, en cualquiera de sus formas, seguiremos en guerra contra Dios, pero si nos rendimos y aceptamos su diseño habrá paz en nuestro interior y comenzaremos a convertir las armas de la ira, la rabia, el orgullo, la soberbia y la rebeldía en elementos de amor, de perdón y de querer lo bueno de Dios para todos.
¿Tienes paz con Dios? Cualquier otra clase de paz es ficticia, temporal y está llena de errores. Experimenta la Paz de Dios reconociéndote pecador, aceptando la salvación que Jesús nos ofrece y entregándole el gobierno de tu vida a Dios.

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